martes, 21 de julio de 2015

EL LADO OSCURO

A riesgo de ser politicamente incorrecta y a colación de una discusión en Facebook, voy a hacer una entrada de esas para desmitificar la maternidad i/o paternidad.
A mi no me gustan los niños. Sí, habéis leído bien. No me gustan los niños, en general. Y ahora diréis: si no te gustan los niños como es que tienes dos? Pues veréis pienso que una cosa no tiene que ver con la otra. Uno puede ser padre o madre y querer con locura a sus hijos, pero eso no tiene porque significar que le gusten los hijos de los demás. Y no quiero decir que no me guste ningún niño sino que mi tolerancia es limitada, es decir me gustan los niños de mi círculo cercano y mi familia y soy educada con el resto pero no soy de aquellas personas con la que los niños se mueren por estar. No se si me explico bien. 
Y es que yo con los niños puedo estar muy bien, charlar, hablar, pasear... siempre que la situación fluya, la relación sea cordial y la conversación amena. Pero cuando un niño entra en el lado oscuro y no consigo que vea la luz al final del túnel, ahí es cuando no me gustan los niños.
Y claro, no se los vuestros pero los míos, y no hablo solo de mis hijas, sino de los niños de mi entorno, yo diría que salvo contadas excepciones les he visto entrar muchas veces en el lado oscuro.
Definamos el lado oscuro.
Mirada del lado oscuro.

El lado oscuro sería aquel estado en el que un niño deja de hablar para gruñir y que pretenda que entiendas sus gruñidos como si fueran palabras, y si no le entiendes pues se enfada y entra en barrena, ese estado en el que el tono de las frases es insultante, en el que las miradas son asesinas, en el que se escapa alguna palabrotilla, en el que incluso puede que los brazos y las piernas se muevan enérgicamente cual ataque epiléptico, en el que incluso los ojos se pueden poner en blanco y casi tengas que llamar al padre Karras. Es ese estado en el que todo el mundo esta en contra del niño, en el que todos tienen la culpa de lo que le pasa pero que ni el mismo sabe decirte que le pasa, en el que si hay hermanos de por medio mejor separarlos porque seguro que el otro pilla, en el que la rabia fluye pero no sabemos de donde sale. Es ese estado en el que eres el peor padre del mundo y le estas haciendo pasar por un infierno y en el que se quieren ir de casa... en fin creo que me explico.
Y entonces tú o entras también en el lado oscuro y entonces se arma ya la marimorena o te pones delante del niño lo agarras por los brazos, lo zarandeas, un pelín no vaya a ser que nos denuncie por malos tratos y mirándole a los ojos le dices, ves hacia la luz Caroline, la luz es la salvación. Si después de un momento de guiarle hacía la luz ves que al niño se le escapa la risa es que hay solución y si no consigues que la sonrisa aparezca ya puedes estar buscando el teléfono del padre Karras porque el demonio se ha instalado en tu hogar.
Los niños creceran y se convertiran en adultos y aprenderan a dosificar sus emociones pero mientras tanto seran egoista, manipuladores, desagradecidos, desobediente, tercos, sordos y generalmente muy poco empáticos.
Y no se vosotros pero yo muchas veces he de aguantar a mamás que se enorgullecen demasiado de tener a un angelito en casa, y de que todo es de color de rosa, y de que son tremendamente felices y de que es tan fácil estar con sus niños y lo hacen todo tan bien y de que si son lo más... y siempre pienso que me encantaría verlos por un agujerito porque señores no me cuadra. O se es totalmente permisivo y complaciente con los hijos o es prácticamente imposible que no haya conflictos. Vamos creo yo. O es que yo estoy suspendiendo como madre.

1 comentario:

Silvia - Desenredando el hilo rojo dijo...

jajajajajajja, ME ENCANTAS. Y lo sabes. Un besote