martes, 10 de noviembre de 2009

CURSO PERPETUO

Siempre he creído que ser padres es como formar parte de un curso perpetuo de evaluación continuada. Un curso donde los profesores son los hijos, hijos que te ponen a prueba constantemente haciendo que te examines continuamente. A veces uno se presenta al examen y lo aprueba. A veces a uno lo pueden los nervio y fracasa estrepitosamente. Pero todas las pruebas a las que se nos someten nos sirven para aprender a crecer como padres. Un aprendizaje que nunca termina porque tanto nosotros como nuestros hijos nos encontramos en un crecimiento constante que necesita ser alimentado de nuevas experiencias y nuevos exámenes que hacen que nos conozcamos mejor unos a otros para saber mejor como sobrellevar las situaciones difíciles.
Ya os expliqué hace unos días que Leire pasaba por unos momentos especialmente insoportables y que costaba llevar una relación relajada ya que pasaba por una fase especialmente irritable. Ahora después de unos días donde mi niña vuelve a ser la misma de siempre, razonable y cariñosa, aunque con su carácter siempre presente, puedo decir cual fue la causa de aquel episodio difícil. Y es que poco a poco voy aprendiendo que los pequeños cambios de carácter siempre tienen su causa.
Se trató de unos días donde estuvo un poco malita con un virus estomacal, cuando empezó a recuperarse la que se puso mal fui yo con la importante consecuencia de necesitar un poco de reposo así que no estuve mucho por ella, después de dejar el virus estomacal empezó a toser y a moquear así que tanto la salud como el carácter se resintió. Todo empezó a mejorar y mi Leire de siempre regresó de nuevo cuando empezamos con el tratamiento que nos recetó el médico y ella empezó a sentirse mejor.
Así que a partir de ahora voy a hacer un ejercicio, el que me pone mi profesora particular, si pasamos por unos días difíciles hemos de pararnos a pensar y descubrir que es lo que nos ha descolocado la rutina. Y aplicar ese gran lema: los niños cambian mucho y muchas veces. Y no sucumbir a la desesperación ocasionada por el momento calentón.

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