viernes, 18 de marzo de 2011

1000 GRULLAS = 1 DESEO

Sadako Sasaki (佐々木 禎子, Sasaki Sadako?, 7 de enero de 1943 – 25 de octubre de 1955) fue una joven que vivió cerca del puente Misasa en Hiroshima (Japón). El 6 de agosto de 1945 sólo tenía dos años cuando Estados Unidos hizo estallar dos bombas atómicas sobre la población civil. En el momento de la explosión estaba en su casa, que se encontraba a 1,5 km de la zona cero de la deflagración. Nueve años después, Sadako era una niña fuerte, atlética y con mucha energía. Mientras corría una carrera, empezó a sentirse mal y cayó al suelo. Le fue diagnosticada leucemia, conocida como «enfermedad de la bomba A».

Su mejor amiga, Chizuko Hamamoto, le recordó una vieja tradición sobre alguien que realizó mil grullas en forma de figuras de papel (origami) y gracias a ello los dioses le concedieron un deseo. Con sus propias manos, Chizuko le regaló la primera grulla que realizó en papel dorado y le dijo: «Aquí tienes tu primera grulla». Sadako tenía la esperanza de que los dioses le concedieran el deseo de volver a correr de nuevo. Al poco tiempo de empezar su tarea conoció a un niño que le quedaba muy poco tiempo de vida por la misma causa, la leucemia, le animó a que hiciera lo mismo que ella con las grullas pero el niño respondió: «Sé que moriré esta noche».

Sadako pensó que no sería justo pedir la curación sólo para ella, y pidió que el esfuerzo que iba a hacer sirviera para traer la paz y la curación a todas las víctimas del mundo.

Con el papel de los botes medicinales y otros que iba encontrando llegó a completar 644 grullas de papel. El avance de la enfermedad impidió que acabase de realizar la tarea, muriendo el 25 de octubre de 1955 (a los 12 años de edad) tras 14 meses de ingreso en el hospital. Sus compañeros de escuela, después de su fallecimiento, llegaron a completar el número, aportando las grullas que faltaron por hacer hasta 1.000.

Los compañeros de escuela y amistades pensaron dedicarle un monumento donde se representaría a Sadako sosteniendo una grulla dorada en su mano, también dedicada a todos los niños que murieron a causa de las dos bombas atómicas.

Ahora es Makiko, japonesa que vive en Madrid, quien nos pide ayuda con las grullas. ¿Por qué no? Yo no soy creyente… pero confío plenamente en el poder de atracción. Tantas personas juntas luchando por lo mismo no podemos hacer otra cosa que conseguir lo que deseamos. No hay otro modo.

¿Ayudamos a Makiko a conseguir sus grullas por Japón? No hace falta dinero, sólo hay que hacer una grulla. Enlace: http://las1000grullas.wordpress.com/about/


1 comentario:

Silvia - Desenredando el hilo rojo dijo...

Preciosa iniciativa, ¿verdad? Besotes guapa