Pues como cada año el pasado sábado estuvimos en la Platja del Castell disfrutando del día. Como siempre el plan incluye matinal de playa, típica comida bajo los árboles, incluyendo la tortilla de patatas y el lomo rebozado, café en la Fosca y baño final antes de coger el coche de vuelta a casa. Es el único día del verano que dedicamos exclusivamente a la playa porque este rincón de la Costa Brava nos tiene seducidos. Y sino mirad la vista que hay desde el pinar donde comemos todos los años, quizá sea uno de los rincones más bonitos de nuestro litoral.
2 comentarios:
¡Este año mi hijo no sale bebiendo Coca-Cola! Tan sólo intenta meter su pie en el plato de Leire...ja,ja..
Wow!
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